Jari es uno de tantos extranjeros que viven y trabajan en España. Finlandés de cincuenta y pocos, charlatán y enigmático, Jari llegó a España para ver jugar a Larry Bird y hoy construye barcas que abandona en mitad del paisaje manchego. Un equipo de televisión sigue sus pasos a lo largo de un día de invierno. El monólogo en el que relata su día día se disocia poco a poco de la acción que ven nuestros ojos, permitiéndonos contemplar cómo unos niños juegan al fútbol en el vertedero del pueblo, o cómo la naturaleza asimila los desechos de la civilización circundante. Sus recuerdos, sus reflexiones improvisadas y sus visiones, a menudo violentas, desembocan en el perturbador presente de un personaje amoral e imborrable, para hablarnos de un hombre en paz con su parte peor.