Crónicas calés ilustra y visibiliza cómo era la coexistencia de gitanos y payos en los años 1973-1998. Gracias a la cercanía de sus fotografías con la realidad y a sus textos de primera mano es un libro de despedida de una época —entonces, allí, así— y a la vez de bienvenida a otra basada en la convivencia respetuosa y en libertad entre gitanos y payos. Aunque sus fotografías son antiguas, los textos que las flanquean, el concepto y la narrativa del libro son actuales y, triangulados con el imaginario de un lector sin prejuicios, ayudan a esclarecer las relaciones entre ambas comunidades y a prevenir el futuro. Algunas fotografías de Crónicas calés no hubieran visto la luz y seguirían dormitando en el archivo del autor a no ser por la amenaza de involución social debida al ascenso de la extrema derecha en los últimos años.