Costi tiene un hijo de seis años y por las noches le gusta leerle historias para ayudarle a dormir. Su favorita es Robin Hood. Un día, un vecino llama a su casa para pedirle prestados 800 euros, que necesita para evitar el embargo de su casa. Claro que Costi no puede ayudarle, porque no se puede permitir ese desembolso. Sin embargo, cuando el vecino vuelve y le explica que ese dinero es en realidad para contratar a un buscador de metales, que así lo ayude a encontrar un tesoro enterrado en casa de su madre, el protagonista mostrará verdadero interés y se decidirá a colaborar con su vecino a cambio de la mitad del tesoro.