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González García, Pedro [y otros seis]

Rosendo Cid / Nacho Munilla

No es un armiño:

Como no podía ser de otra manera tratándose de uno de los retratos que salieron de las manos de Leonardo Da Vinci, la obra conocida como “Dama con armiño” ha estado desde siempre envuelta en polémica.

Este óleo sobre tabla (54 × 39 cm), del que no existía ninguna referencia escrita, fue adquirido en 1798 por el riquísimo aristócrata polaco Adam Czartoryski. Durante años (1830-1881) estuvo expuesto en el Hotel Lambert de París, propiedad de la familia Czartoryski1, y tras su regreso a Cracovia fue confiscado y trasladado a Berlín por las fuerzas de ocupación de la Alemania nazi en 1939. Hoy día puede contemplarse en paz en el Museo Czartoryski de Cracovia.

Las controversias acerca de la fecha de ejecución y la identidad de la mujer retratada parecen definitivamente solventadas. Se trata de la joven Cecilia Gallerani, amante de Ludovico Sforza de Milán (1452-1508) y fue pintado en torno a 1490. En aquel entonces Cecilia, quien había acudido a la corte del regente milanés en compañía de Ginebra de Benci, otra de las retratadas por Leonardo, contaba con apenas 13 años.

La enigmática personalidad de Cecilia alimenta otro de los debates que rodean a la obra de Leonardo y que tiene que ver con la identidad de la mujer retratada en “La Belle Ferronnière” (62 × 44 cm), hoy en el Louvre, pues algunos estudiosos, basándose en el color de los ojos (peculiar) y en el hecho incontestable de que las dos tablas proceden del mismo árbol2, mantienen que la Ferronnière no es otra que Cecilia Gallerani, retratada siete u ocho años más tarde.

La última de las polémicas alrededor de la “Dama con armiño” tiene que ver, precisamente, con la identidad del animal que Cecilia sostiene en el regazo. Análisis recientes han desvelado que la pintura sufrió diversos y sustanciales cambios durante su ejecución. Mediante técnicas de refractometría polarizada, se han identificado dos versiones anteriores: En la primera Cecilia posa sin nada en los brazos y sus manos son las de una niña; en la segunda sujeta un ramo de narcisos de playa y sus manos son las manos de la mujer que todos conocemos.

Un equipo de investigación de la Universidad de Cracovia dirigido por la Dra. Rosenda Zyd ha desvelado que el musculado carnívoro que da nombre al cuadro no es ni mucho menos un armiño.

Mediante un estudio comparativo de las dimensiones del mustélido y las de Cecilia, Zyd y sus colaboradoras han concluido: “o bien se trata de un armiño gigante o bien la joven Gallerani era una enana”. Las investigadoras emplearon dos medidas que apenas están sujetas a variación geográfica en armiños y en humanos, como son la distancia interpupilar y la longitud del antebrazo. “Medimos jovencitas y armiños por toda Europa y nuestros resultados no pueden ser más concluyentes: no es un armiño”.

La gráfica muestra claramente como la relación de medidas mujer versus armiño en el cuadro de Leonardo carece de justificación real. De ser un armiño, el punto que representa a Cecilia debería de encontrarse embebido en la nube de puntos principal y no, como es el caso, en una posición excéntrica (adaptada de Zyd et al. 2015).

Ejemplar numerado
  • Editorial: Misha Bies Golas e Manuel Eirís |
  • Ano: 2015 |
  • Páxinas: 299 |
  • Idioma: castelán |
  • ISBN: 978-92-0-007160-7 |