Hace 15 años que Sandra vive por y para su hijo. Ahora que el chico es adolescente comienza para ella una nueva etapa al conseguir un empleo como guardia de seguridad en un centro comercial. En la línea 243 de Medellín, en la que se desplaza habitualmente a su trabajo, conoce a un conductor con el que inicia un romance. Sandra comienza a cuestionar su vida. El deseo y la relación que surge la hacen emprender un camino hacia la libertad y el autodescubrimiento.