«La costura es una de las pocas formas de arte que se originó con las mujeres», argumenta una de las entrevistadas en este documental, y por eso es que de vez en cuando se considera un arte serio. Con todo las artesanías tradicionales de tejido de punto y de labor de gancho se volvieron grandes tendencias en el arte moderno. En Yarn, los realizadores nos hacen conocer a tres de las artistas que redefinieron el arte de coser y bordar, para sacarlas del hogar y llevar las hacia el exterior. Por una parte Toshiko Horiuchi Mac Adam, que fabricó extrañas estructuras, casi como telas de araña, para ser escaladas en parques infantiles de Japón. Por otro, Olek, una artista polaca que desafía al estereotipo de que se trata de una labor inherentemente femenina y delicado. Y Tinna Thorudottir Thorvaldar, una especie de terrorista del hilado islandesa, que teje slogans como «Liberen a Palestina» en telas que después cuelga en espacios públicos, coma si se tratasen de graffitis. «La energía femenina es de color rosa, algo suave, cálido y colorido», dice la Sra Thorudottir Thorvaldar, contrastándola con la energía masculina que domina en las ciudades. Los realizadores hacen énfasis en ellas, con una fotografía que contrasta el color de los tejidos de estos artistas con el gris dominante de donde viven, y sugieiren la idea de que esta forma de arte une a mujeres alrededor del mundo, y que un mundo con más colores podría ser un poco más festivo.