Un retrato coral sobre tres personas a la deriva en Reikjavik durante la crisis ecónomica de 2008. La segunda película de Baldvin Zophoníasson sigue la Eik, la madre de un niño diabético que trabaja cómo maestra en una guardería de día, y como prostituta durante la noche. Enseguida conoce a Mori, un escritor alcohólico que vive en la casa que Solvi, una antigua estrella de fútbol y ahora banquero, desea adquirir para así continuar con la construcción de un centro de desarrollo. Aunque el diseño de los personajes es esquemático (la prostituta con corazón de oro, el escritor cínico y amargado y el banquero honesto), el director, junto a su co-guionista y a los actores protagonistas, les da matices y detalles que les ayuda a agregar más profundidad. Con ciertas deudas a los filmes de Robert Altman como Short Cuts, o de Paul Thomas Anderson (Magnolia), esta película se volvió uno de los éxitos más importantes del cine islandés, y destacó por arriba de varios blockbusters hollywoodenses, quizás por centrarse en uno de los sucesos que más afectó a la vida de sus habitantes en los últimos años.