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Presentación del poemario «Metafísica da ausencia», de Marcus Daniel Cabada

Fotografía: Adrián González

El miércoles 13 de febrero a las 20:00 en la Librería NUMAX Marcus Daniel Cabada presenta Metafísica da ausencia (Urutau Editora), acompañado del editor Wladimir Vaz. Participarán también los poetas Antón Lopo, Carlos Lixó y Arancha Nogueira.

Marcus Daniel Cabada (Pontevedra, 1995) es escritor, poeta, periodista, crítico literario y editor de la revista Ligeia, publicación especializada en poesía contemporánea, periodismo e investigación, de la que además coordina la antología de literatura latinoamericana. Influido desde joven por la lectura de los Hermanos Grimm y de Esopo, escribiría su primer poema a los ocho años y empezaría a publicar artículos y fábulas en el Diario de Pontevedra a los quince. Posteriormente, publicaría la novela lírica Triste escarlata (2013), el conjunto de relatos psicológicos Desagravio de la derrota (2015), y el poemario El llano circular  (2017). Es creador y comisario del proyecto Ut pictura poiesis, conjunción entre poesía y arte como experiencia estética en la Biblioteca Pública de Pontevedra que relaciona las figuras de William Blake, Alejandra Pizarnik o El Bosco. Como periodista entrevistó, entre otros, a poetas como Óscar Hahn, Piedad Bonnett o Hugo Mujica; como investigador del texto poético ha impartido varias conferencias, entre las que destacan "Símbolos y mitologías en el imaginario de la contemporaneidad poética". Filólogo en formación, desde 2016 da clases de lengua y literatura en enseñanza secundaria y bachillerato. A finales de 2018 se incluyó en la antología Dentes para a mazá [doce poetas en creación], editada por Chan da Pólvora. Metafísica da ausencia es su primera obra en gallego.

Israel Sanmartín sobre el libro

Metafísica da ausencia es la búsqueda de la ausencia que nace preñada por un anticristo que viene para asesinar toda presencia redentora y enclaustrarla en el olvido de la historia. Al final, la ausencia lo es todo, que es lo mismo que la nada, o lo que nos devuelve a la partida entre “Alguien” y “Nadie” con el escenario de un horizonte gris que paraliza todo argumento estético y activa a los reporteros que transmiten para nosotros esa confrontación con las letras marcadas entre este traidor "Alguien" y ese herido "Nadie". El autor intenta establecer reglas para el juego y recurrir a la memoria, que se muestra como un juez que "camina" y "quita" los versos y que crea una distancia que conduce a los recuerdos y al silencio. Ahí es donde las flores se ejercitan como reporteras y rastreadoras de ausencias, recuerdos y presentaciones. La flora completa un bosque varado en la noche que hace la frontera a un nuevo mar, que lleva a la orilla conchas de odio y amor, que nos ayudan a crecer y extenderse en nuestros pies arenosos para construir nuestro camino. El poema ubica a "Nadie" vinculado a la palabra, nostalgia y lo plastifica "confrontado" con el sueño y la conciencia. Y presenta a "Alguien" como un espejo para la "Nadie", que cocina un universo de palabras sólidas. Al final todo nos lleva a un final. Es la desnudez de los individuos que están frente al destino.