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La nueva pieza de Fuera de los Museos lanza la pregunta "Que hacemos con la Virgen?"

La hermosa Virgen Inmaculada de alabastro policromado del siglo XVIII que hasta el 9 de octubre se expone en la Librería NUMAX nos servirá de excusa para hablar del arte sagrado y museos en Galicia, dentro del ciclo Fuera de los Museos. Esta quinta cita será el próximo martes 18 de septiembre y en ella participará el que fuera director del museo del Castro de Viladonga, hasta su jubilación en 2014, y director general de Patrimonio Cultural entre 2005 y 2009 de la Xunta, Felipe Arias Vilas, junto a Sabela L. Pato, comisaria de la actividad.

Los museos gallegos en el proceso autonómico y su relación con el arte sagrado serán algunos de los ejes sobre los que girará la conversación de la nueva cita de Fuera de los Museos, el ciclo que, bajo el comisariado de la investigadora Sabela L. Pato, profundiza en los orígenes y problemáticas de nuestro sistema museístico, al tiempo que analiza el tipo de objetos que custodian y exhiben.

Según explica la hoja de sala de la quinta pieza que la Librería NUMAX muestra en el espacio expositivo hecho para la ocasión, en el 1981 el Estatuto de Autonomía le atribuyó al gobierno gallego, en exclusiva, las competencias en gestión del patrimonio. En consecuencia, hubo que poner en marcha los mecanismos necesarios para administrar tales bienes. Y cumplía, además, legislar un marco propio en la materia. En la intersección de esta doble vía estaban los museos, instrumentos de primera orden en el que alcanza a la conservación y difusión del acervo histórico y cultural.

Mas la titularidad de los museos existentes era muy diversa, las instituciones más relevantes, como el Museo Arqueológico Provincial de Ourense y el de las Peregrinaciones estaban en manos del Estado, y sin museos dependientes de los ayuntamientos o de las diputaciones, como los de Pontevedra y Lugo, la administración autonómica carecía de herramientas.

Una de las soluciones fue la creación de un sistema gallego de museos regulado y supervisado por la Xunta, formado tanto por museos propios como por centros concertados, integrados mediante convenio y financiados por medio de subvenciones. Las distintas normas que se aprobaron trataron el asunto. Con todo, tanto el primer decreto, de 1986, como los títulos sobre museos de las leyes del patrimonio cultural de Galicia, de 1995 y 2016, carecieron de eficacia, pues no se desarrollaron los reglamentos ni se dotaron de los medios precisos para su aplicación.

A esta situación habría que sumar la demora en la transferencia de los museos estatales, que no se completó hasta entrados los noventa, la falta de centros propios y la artificial creación de museos por parte de particulares con resultados especulativos en función de la orden anual de subvenciones.

La Virgen Inmaculada de Vedra

Un momento da montaxe da Virxe no espazo expositivo de Fóra dos Museos, en NUMAX

El patrimonio religioso tiene gran relevancia en la historia de Galicia. La Iglesia católica ejerció desde fechas muy tempranas un importante control sobre el territorio. Los inicios del monacato nos retrotraen a los reinos suevo y visigodo, y a esta circunstancia hace falta sumar las consecuencias del fenómeno jacobeo tras la inventio del sepulcro. La hegemonía cultural de la Iglesia se dilató durante siglos y sólo comenzó a declinar con la llegada del movimiento ilustrado.

La Virgen que se expone en NUMAX hasta el 9 de octubre se realizó en el siglo XVIII. Se cuenta con pocos datos: se sabe que procede de la granja del Casal de Socastro, en Vedra. El inmueble fue construido en el año 1652 y comprado en el siglo XIX por José Ávila Lamas, futuro obispo de Ourense. La talla formaría, ya entonces, parte de los bienes de la propiedad pero no se quedó allí, pues Ávila Lamas la trasladó a Ourense. Sus sucesores se desprendieron de la granja, que fue destruída en 1985, pero conservaron la virgen hasta la actualidad.

Formalmente la pieza presenta trazas típicamente barrocas. La torsión del cuerpo, el tratamiento de los paños, el juego de luces y la policromía enfatizan su movimiento. Y la dirección contraria de cabeza y manos, como alejándose, también subraya esta concepción dinámica y teatral tan característica.

La escultura, como es habitual en las Inmaculadas, toma su iconografía de la mujer apocalíptica descrita en las Escrituras, porta corona de doce estrellas y está posada sobre una luna creciente con las puntas hacia arriba. Bajo sus pies también la esfera celeste y una figura sincrética que tanto recuerda al dragón del Apocalipsis como a la serpiente que induce el pecado original. María, virgen y madre al mismo tiempo, representó en la cultura occidental un modelo de comportamiento femenino y un objeto de devoción. Su estatuto es comparable al de las diosas de otras culturas. La religión cristiana asimiló muchas de las fórmulas del mundo helenístico, y en este, el nacimiento virginal de héroes fue un lugar común.

Descarga AQUÍ la hoja de sala de la pieza y AQUÍ la bibliografía empregada.